Te dije adiós
cuando quería decirte hola.
Se acabó lo nuestro. Así. Como una ola
que llega del océano a la orilla sola.
Tú mirabas llorando
mi pecado y el suyo.
Llorabas y callabas.
Quise decirte ódiame,
pero no dije nada...
¡Y sólo fue una noche!
Salimos de tu casa
sin discusiones tontas.
Me llevaba a los niños,
te dejaba tus cosas.
En el último instante
robé un álbum de fotos.
Hoy sé que aún crees
que fui y soy una tonta
por pecar con tu amigo:
un hombre con esposa.
Tal vez aún esperes
mi regreso con broncas,
la tortilla quemada,
un San Valentín sin rosas.
Tal vez, cariño mío,
un día me perdonas
y vienes a buscarme
con un ramo de flores.
Será un día triste
para el hombre que adora
mis pies acariciados
por manos de podólogo.
Será un día igual
al día que dejamos
lo nuestro en un divorcio,
un marcho y regreso,
un vuelvo ahora con otro,
porque yo, ya te dije,
te amo y lo amo, os amo y los dos sois
los hombres que me hacéis
feliz en un conjunto.
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YOLANDA SMITH
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